Un nuevo modelo de club para el Barça.

Tras varios años en las que muchas señales auguraban que la cosa no pintaba nada bien, no solo en lo deportivo, la crisis económica derivada de la pandemia ha hecho descarrilar definitivamente al F.C. Barcelona, tras una gestión de aproximadamente una década ruinosa y penosa. Según algunas corrientes de opinión, puede que haya llegado el momento de explorar nuevas alternativas viables y sostenibles para una entidad como la del Barça, que se encuentra actualmente en una situación insostenible.

Según Joan Laporta, actual presidente del club, en dos temporadas esperan poder recuperar un nivel de ingresos más parecidos a los de épocas pre-pandemia. Esas previsiones pueden ser demasiado optimistas y es que, si te paras a pensar, la situación que aún vivimos no da para muchas certezas. Tampoco el presente judicial turbio debido a una gestión irresponsable que puede desde hipotecar al club, como llevarlo a la bancarrota. Es por ello que algunos han empezado a valorar nuevas fórmulas para transformar la entidad y que no necesariamente pasarían por convertirse en SAD (Sociedad Anónima Deportiva), el gran temor de los culés más románticos, que somos practicamente mayoría en este aspecto.

La clave o, digamos mejor, el ejemplo estaría en la Bundesliga. Y es que en la liga alemana existe la norma que obliga a cada club de fútbol que participe en su liga, a que al menos el 51% de la propiedad de los mismos debe recaer en sus socios y el resto en entidades privadas, de las que llegaría una interesante inyección de capital privado. 

Si bien es cierto que existen excepciones, algunas recientes y aún polémicas, como la del Red Bull Leipzig, en el que la propiedad de la entidad está en manos de la empresa de bebidas energéticas Red Bull, así como otras de clubes centenarios como el Leverkusen o el Wolfsburg, en el que por un lado la farmacéutica Bayer y por otro la automovilística Wolkswagen, ostentan el poder de uno y otro, el resto se rige por esa norma.

Entrando en materia y tomando al Bayern Múnich como ejemplo, el 75,01% de la propiedad del club reside en manos de sus socios y el 24,99% restante, se lo reparten a partes iguales las empresas Adidas (8,33%), Audi (8,33%) y Allianz (8,33%). Y es que el impacto que supuso para el Bayern que ese casi 25% estuviera en manos privadas, fue muy decisivo en un momento difícil de su historia, que marcó el gran y exitoso club que es hoy, también más allá de lo deportivo.


La entrada de Adidas, que en su momento fue el propietario de ese 25%, supuso para la entidad el ingreso de 77 millones de euros, que ayudaron a conseguir su nuevo estadio. La posterior entrada de Audi supuso la inyección de 90 millones más, que ayudaron a terminar de pagarlo y la de Allianz, que ayudó a darle nombre y patrocinio. Lógicamente Adidas fue cediendo parte de ese 25%, hasta que se llegó al acuerdo de que las tres gigantes multinacionales lo compartieran a partes iguales.

La propiedad de ese 75% en manos de los socios del Bayern no es como el 100% que tienen los socios en el Barça, en la cual la entidad es soberana absoluta de su propiedad, por decirlo así. En el Bayern Múnich se constituyó una sociedad llamada F.C. Bayern München AG, que funciona como una sociedad filial del Bayern y que es propietaria y gestiona ese 75% de la entidad, que reside en cada uno de esos 293.000 socios (2020) que tiene el Bayern Múnich y que, a la vez son accionistas de esa filial. Dichas acciones no cotizan en bolsa, por lo que de esa manera se asegura la propiedad de las mismas para los socios.

Por lo tanto, las ventajas de este modelo de gestión de club permiten económicamente al Bayern, cuando lo necesite, realizar una ampliación de capital a través de su filial, que tiene el 75% de la propiedad del club en manos de sus socios y, siempre que lo consideren una mayor inversión por parte del capital privado en manos de esas tres multinacionales que tienen ese 25%. 

Lógicamente no todo es un camino de rosas, pues precisamente nadie da duros a cuatro pesetas, que se decía antaño, e igual que esas tres multinacionales ponen muchos millones, también quieren puestos ejecutivos de importancia para controlar dónde y cómo se invierten. De esa manera en la actualidad el presidente del club y de la filial F.C. Bayern München AG es Herbet Hainer, de Adidas, mientras que la junta supervisora está formada por gestores de las otras compañías. Un peaje tampoco nada doloroso, porque la mayoría de integrantes de la junta ejecutiva del Bayern Múnich son leyendas del mismo Bayern, que a su vez son integrantes de la filial del club muniqués, como el presidente del consejo directivo de dicha filial, el mítico exportero alemán de finales de los 80 hasta principios de los 2000 Oliver Kahn. Además de haber tenido siete presidentes de honor que vistieron la camiseta del equipo como Franz John, Siegfried Herrmann, Kurt Landauer, Wilhelm NeudeckerFranz Beckenbauer y el último elegido Uli Hoeneß, un cargo especial y de gran ascendencia por lo que representa de cara a la afición.

Este modelo de gestión es en Alemania un modelo muy defendido por los aficionados y socios de los clubes, que les permiten tener una mayoría en la propiedad de los mismos, sin renunciar al importante dinero llegado del capital privado. Una mezcla entre lo tradicional y lo empresarial que en clubes como Bayern Múnich o Borussia Dorthmund, les han permitido ser rentables y sostenibles a largo plazo, siempre acompañados de una gestión deportiva ejemplar en la mayoría de casos. 

Un modelo que podría adecuarse a la idiosincrasia de un F.C. Barcelona con más de 120 años de historia, polideportivo como lo es también el Bayern Munich, y con una capacidad y posibilidades enormes de crecimiento, siempre y cuando se hagan las cosas bien tanto en la gestión deportiva, económica y social.

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