El hostal de la muerte de Barcelona.

En la Barcelona del siglo XVIII-XIX, existió un hostal muy conocido entonces, que bien podría ser considerado hoy en día una casa de los horrores. Descubre uno de los pasajes más negros en la historia antigua de la ciudad condal.


En pleno centro histórico de la ciudad de Barcelona, a 5 minutos de la Basílica de Santa María del Mar y a 5 minutos del Parc de la Ciutadella, encontramos el Carrer de la Flor del Lliri esquina con el Carrer dels Corders, una de esas calles históricas que fue uno de los principales accesos a la ciudad durante el siglo XVIII.


En aquel momento, por la zona se encontraban varios hostales, albergues o pensiones que daban cobijo a los viajeros que llegaban a la capital catalana. Uno de esos establecimientos era el conocido como L’Hostal Flor del Lliri (Hostal Flor del Lirio). Ese hostal era conocido por ofrecer servicios muy interesantes para esos viajeros más adinerados y que buscaban un lugar donde comer y dormir bien, a buen precio. 

A diferencia de la competencia, L'Hostal Flor del Lliri ofrecía la posibilidad de contratar a la gente con posibilidades, una habitación muy espaciosa, con cama grande, sábanas blancas y limpias, servicio de seguridad que vigilaba las pertenencias del viajero y un excelente servicio de comidas, en el que destacaban sus guisos de carne como sus deliciosas albóndigas o canelones.

Pero no todo era perfecto en ese idílico hostal. Cuando un cliente adinerado se hospedaba allí, el propietario situaba frente a la puerta de esa habitación a un hombre que vigilaba hasta que el cliente se dormía. Cuando este caía rendido por el sueño, el hombre apostado en la puerta accionaba un mecanismo que doblaba la cama de manera que dejaba atrapado al cliente, permitiendo que el hombre entrara en la habitación y acabara con su vida apuñalándolo. Una vez muerto, le robaba todo su dinero y pertenecías, mientras que el cuerpo lo enviaban a la cocina, donde lo troceaban, trituraban y cocinaban dando su carne para comer al resto de la clientela.

Cuentan que una misteriosa mujer alertó a un joven cliente que se hospedaba en esa habitación, advirtiéndole de que esa noche no durmiera en esa cama, por su propio bien. El joven decidió hacer caso y dormir en el suelo, hasta que un estruendo lo despertó, era la cama que se había doblado por la mitad. Como alma llevada por el diablo, el joven se incorporó y salió a toda prisa por la ventana. A la mañana siguiente las autoridades llegaron al lugar, averiguando los horrores que allí se cometieron.

Hoy en día la calle en la que se encontraba ese hostal, lleva su nombre y en el lugar exacto donde se ubicaba, tan solo se conserva una parte del arco de la entrada al hostal. Cuentan que las autoridades jamás encontraron ni un solo resto humano, lo que está claro es que desde entonces, nadie más volvió a degustar aquellas exquisitas albóndigas de carne.


Comentarios

  1. Vaya con las albóndigas. No la había oído y eso que soy de Barcelona. Muy buen post. Abrazos

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