Las Lepismas Saccharinas, un insecto prehistórico en nuestro hogar.

¿Sabías qué esos bichitos que te encuentras huyendo rápidamente hacia el primer recoveco pequeño y oscuro que se encuentran, las Lepismas Saccharinas, comúnmente conocidas como pececillos de plata, son unos insectos auténticamente prehistóricos?

SU HISTORIA.

De hecho, las Lepismas Saccharinas son anteriores a las cucarachas, unos odiosos y repulsivos insectos de los que su ancestro más antiguo descubierto data del periodo Carbonífero, hace cerca de 355-295 millones de años, un periodo que albergó a algunos de los insectos gigantes más aterradores que pudieras imaginar. Aunque la primera cucaracha moderna se estima que surgió durante principios del periodo Cretácico, hace unos 145 millones de años. Por su parte, los fósiles de Lepismas Saccharinas más antiguos datan de hace 400 millones de años. 


Y es que estos molestos, pero inofensivos insectos que moran por nuestros hogares, han vivido con y visto extinguirse a especies de dinosaurios como el T-Rex o nuestro antepasado el Australopiteco, entre otras grandes, raras y fabulosas especies de las que hoy tan solo quedan vestigios de su existencia, a través de unos pocos fósiles.

Pese a que no les solemos tener un especial cariño, yo el primero, los pececillos de plata, denominados así por el color plateado de sus escamas, en 400 millones de años no han evolucionado un ápice, manteniendo su mismo aspecto y costumbres que les han permitido sobrevivir a todo tipo de fenómenos climáticos, catástrofes de grandes magnitudes, guerras, etc.

ALGUNAS CARACTERÍSTICAS Y DÓNDE SE ENCUENTRAN.

Son de los pocos insectos que desde que aparecieron no han tenido alas, puesto que la mayoría de ellos las siguen teniendo o las han perdido en su proceso evolutivo. Una hembra puede llegar a poner cerca unos 2 huevos al día que, tras 20 o 40 días cuando eclosionan, sus ninfas tienen un aspecto muy similar al de los adultos, aunque de menor tamaño y blanquecinas. Estas tardan cerca de 4 meses hasta alcanzar su aspecto de adultos, con cerca de 1 cm de longitud, sin contar las extremidades y sus antenas.

Aunque son totalmente inofensivas, ni presentan ningún problema para nuestra salud, sí que pueden producir ciertos desperfectos en nuestros libros o ropa, si llegamos a padecer una plaga. Su alimentación se basa en hidratos de carbono como el almidón, aunque también comen celulosa, azúcar, algodón, cabello, escamas de la piel, polvo, restos de suciedad y/o comida, moho, ácaros, insectos muertos e incluso sus propias mudas. Unas auténticas mini aspiradoras. 

Viven en lugares oscuros, húmedos y frescos, donde se cumplen las condiciones ideales para reproducirse entre pequeñas grietas o recovecos entre unos 20º y 25º de temperatura. Las Lepismas Saccharinas son sensibles a la luz, por lo que siempre intentan evitarla. Y es que difícilmente las encontraras fuera de nuestros hogares, edificios viejos, bibliotecas, librerías u oficinas, donde pueden alimentarse de papeles viejos y demás. 

ALGUNOS CONSEJOS PARA EVITARLOS.

Aunque acabar con ellas no es fácil, así como localizar sus nidos, una limpieza periódica de nuestros hogares, tapar las juntas abiertas entre el suelo y la pared con cemento y no silicona, rociar los lugares donde las has encontrado con alcohol etílico o ácido bórico (no recomendable si hay niños pequeños o mascotas en casa) ayudan a disminuir su presencia. Algunos remedios caseros también se han demostrado muy eficientes como el aceite de lavanda, naranja o limón disueltos en agua, canela en polvo o en rama o virutas de cedro son algunos de ellos. 

Hay quien recomienda también una sencilla trampa casera para atrapar a las Lepismas Saccharinas por la noche. Esta trampa consiste en colocar un bote de cristal en el suelo, con cinta de carrocero recubriendo el exterior del bote, con varios copos de avena en su interior. Esto les permitirá trepar y acceder al interior, del que no podrán escapar, ya que el cristal les hará resbalar al intentar trepar, de nuevo, para salir.

Las Lepismas Saccharinas tienen sus propios carnívoros que las amenazan como la tijereta o cortapichas, arañas o algunos ciempiés.

Y es que aunque ni las soportemos y nos puedan dar repelús, reconozco que es mi caso, es curioso saber que compartimos, nos guste o no, hogar con unos diminutos seres prehistóricos.

Comentarios

  1. Hola, ¡qué interesante! En algúna época las llegué a ver en la casa, entre los libros y papeles, se me hacían muy curiosas, no repulsivas pero tampoco es agradable saber que andan por ahí en las cosas de uno. Me parece que el hecho de que sean casi omnívoras es lo que las vuelve difíciles de erradicar. Buen artículo. Saludos.

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